Un experimento de flash-mob surrealista.
Inspirado por Improv Everywhere, en colaboración con Enmedio.
La idea de La Bola surgió tras una serie de talleres propuestos por el grupo de Enmedio. Inicialmente desde The Influencers sugerimos experimentar con las mismas reglas de Improv Everywhere y hacer que el supuesto "mensaje" de la acción fuese abierto y se generase a través del choque imprevisible entre la rutina y unos simples gestos coordinados de mucha gente.
Pero el grupo anónimo que se reunió en Enmedio quiso ir más allá y definir un objetivo más ambicioso: realizar una acción sorpresa y al mismo tiempo transmitir un mensaje. Así surgió la idea de "hacer la bola". En pocas palabras, la "bola" sería caminar y pegándose uno a otro empezar un movimiento circular como de remolino, sin perder nunca el contacto con los demás. Tan repentinamente como se había formado, la "bola" se disolvería, sin ninguna señal aparente, ni voces, ni comentarios, como si fuera la cosa más natural del mundo. Una vez disuelta, la "bola" de repente se volvería a formar 2 y 3 veces más con otra gente y de forma espontánea se invitarían a los transeuntes a unirse. Podría parecer un juego inocente de teatro invisible, si no fuera que el lugar establecido para la acción era el Portal del Àngel, la principal área comercial del centro de Barcelona, un sábado por la tarde, en pleno furor shoppingesco. En realidad, nadie sabía lo que iba a ocurrir. Y menos cuando el ensayo general sería la misma acción, "one shot" sin posibilidad de error.
Cada miembro del grupo convocaría a al menos 3 amigos. The Influencers lo anunció al público del festival y convocó a unos periodistas, con la consigna de que no debería aparecer ninguna cámara o micrófono, según las reglas básicas que siempre siguen Improv Everywhere. El día de la acción había 3 puntos de encuentro y un minuto exacto para empezar. Por lo demás, en la muchedumbre nadie sabía quienes eran los participantes, quienes los periodistas, quienes los "organizadores" y quienes se dedicaban simplemente al deporte de la compra.
El resultado fue un caos. Pero en cuanto a caos, superó todas las expectativas.
La "bola" en sí funcionó durante los primeros segundos: de repente la gente se quedó misteriosamente enganchada unos con otros y empezó a moverse, pero de una forma tan torpe que lo que se generó fue un gigantesco atasco en el centro neuralgico del shopping del sábado. El cuerpo extraño de La Bola pulsaba, atrayendo y expulsando cuerpos del ojo del hurracán de una forma aparentemente incomprensible hasta por los participantes. A su alrededor, empezaron a levantarse manos, móviles y alguna cámara y en pocos segundos empezó a correr la voz de que había algún famoso paseando entre la gente. La gente buscaba, se acercaba y cuanto más lo hacía menos había que ver. Fue entonces cuando hasta los no participantes participaron y contribuyeron a la ola expansiva de La Bola como en un movimiento de artes marciales, que utiliza la propia fuerza del enemigo para asestarle el golpe final. Fue totalmente imprevisto, caótico, absurdo, rápido, ingovernable, indocumentable.