Nora Al Badri & Jan Nikolai Nelles

http://nefertitihack.alloversky.com/

A principios de 2016, Nora Al-Badri y Jan Nikolai Nelles acapararon los titulares de medio mundo al anunciar que habían introducido un Kinect Sensor en el Neues Museum de Berlín y habían hecho un escaneo de guerrilla del busto de la reina Nefertiti, una preciada obra de arte del antiguo Egipto.

Al-Badri y Nelles llamaron a su obra La Otra Nefertiti y liberaron el archivo (de datos) al mundo. Posteriormente, expusieron una impresión en 3D del busto de Nefertiti en El Cairo, indicando que sólo un robo de alta tecnología les había permitido devolver esta parte de la historia egipcia a su legítimo lugar (arqueólogos alemanes lo robaron en 1912 y nunca lo devolvieron; Alemania siempre ha denegado las solicitudes de préstamos a instituciones culturales del país africano).
“Con la filtración de los datos como parte de esta contranarrativa queremos activar –dicen Al-Badri and Nelles- una reevaluación crítica de las condiciones actuales y de superar la noción colonial de propiedad en Alemania."

 

 

Ni que decir tiene que su mensaje y la intrigante historia del escaneo secreto en el museo capturaron la imaginación del público. No se trata sólo de que ahora cualquiera puede tener una reproducción de la escultura en altísima calidad, o de que pueda remezclarla para hacer nuevas obras (docenas de objetos digitales basados en el busto de Nefertiti son ahora descargables de internet), sino que además se han cuestionado las nociones de original y singularidad, así como la de propiedad. “Es el busto del museo –como la gente ha pensado en el pasado– original? Y esto ¿es significativo?”, se pregunta Al Badri.

Algunos expertos han cuestionado el hecho de que La Otra Nefertiti fuese escaneada realmente por Al-Badri y Nelles. “Tal vez fue un hackeo del servidor, un escán de una copia, una filtración interna, un bulo. Puede ser un poco todo esto”, han respondido los artistas. "Toda pregunta acerca de la originalidad y la autenticidad es la misma para los datos que para los objetos. Por descontado, éste era nuestro objetivo“, agregaron. Una red de medias verdades y pistas sobre cómo se hizo el escaneo es con toda legitimidad parte de la obra de arte: "los museos están contando historias de ficción, sus historias, sólo porque controlan las obras y el modo de representación", ¿qué pasaría si se le diese de repente la vuelta a esta jerarquía?

Toda la operación de Nefertiti Hack no sólo alimentó un debate tecno-político en lugares tan inusuales como los foros online de tecnologías 3D, sino que también puso a Al Badri y Nelles en contacto con activistas del Egipto contemporáneo, recuperándose todavía de la brutal represión que siguió a las revueltas del 2011. Lo que parecía ser una declaración sobre el patrimonio cultural y los datos digitales rápidamente conectó con cuestiones como el colonialismo, e incluso con la opacidad del mercado negro global de antiguas obras de arte. "Queríamos desencadenar una discusión acerca de la noción de propiedad y pertenencia de la historia en nuestros museos y en nuestras mentes", continuó. "Es necesaria una discusión sobre la originalidad y la verdad de los datos, así como sobre los objetos materiales. Al final, uno concluye que la práctica institucional de los museos y colecciones de hoy en día en todo el mundo occidental está corrompida".